viernes, 14 de noviembre de 2014
Jack el Destripador. Desde el Infierno.
La Historia de un país no es sino la historia también de sus crímenes, de sus asesinos y porque no también de sus víctimas. Muchas veces reflejan en no poco la sociedad que representan y muchas veces también se sirve de esta el sujeto para cometer y enmascarar sus actos. Recuerdo con avidez aquel Andrei Chikatilo, el mayor asesino de la Unión Soviética al cual el sistema otorgaba una vez tras otra una vitola de inmunidad solo pareja con la nomenklatura comunista por considerarlo un perfecto y patriota soviético. Caso parejo es el que nos ocupa. No fue el mayor ni el menor, ni tan siquiera el más perfecto. Ni el más listo, ni el más tonto pero sí el más mediático y el que por mor de los acontecimientos inauguró un nuevo sistema criminal, el del asesino en serie. Nunca fue novelista de sí mismo, si bien muchas novelas, ensayos e investigaciones dió lugar. Hablamos por tanto de Jack "The Ripper". Jack a secas, el destripador.
Acompañadme pues, al Londres del año 1888. Al la época de la reina Victoria, aquella emperatriz de La India y visionad un barrio, el de Whitechapel. Sucio, oscuro, maloliente, lleno de niebla que no es sino contaminación urbana proveniente de fábricas y chimenas de carbón. De los suburvios, de los bajos fondos los cuales narró como nadie Oscar Wilde en "El Retrato de Dorian Gray". Adentrémonos como no, en un sórdido mundo de prostitución, alcohol, marinería y obrería borracha, bajos fondos, menesterosos sin cuento, sifilíticas prostitutas y tuberculosos clientes, así como también inmensos locales de ocio nocturno tales que fumaderos de opio, en esencia un distrito lleno de vida pero también de muerte. Vamos pues al Londres de finales del XIX. Porque sí, amigos míos aquella recatada sociedad victoriana tenía mucho que ocultar.
Corría el año 1888 y más en concreto un espectro de tiempo que abarcaría desde Agosto a Octubre cuando en el insalubre barrio de Whitechapel en el West End empezaron a ocurrir unos extraños asesinatos, 11 en total de los cuales solo atribuibles a él fueron 5. Scotland Yard no daba crédito ante tamaña afrenta y es que un 31 de Agosto a las tres de la mañana aparece Mary Ann Nichols completamente degollada y destripada en la actual calle Duward. Así las cosas, la policía tampoco le dio excesivamente importancia al asunto. Al fin y al cabo se trataba de una ramera de los bajos fondos pero sí es cierto que cuando encuentran a la semana siguiente a Annie Chapman pero de peor guisa la policía empezó a sospechar que un asesino merodeaba por la zona. Y es que esta vez Jack le había extraído el útero. Señalar que las prostitutas del West End de Londres eran lo peor. Deshechos de la vida y de la apisonadora británica. Hoy en día y bajo un cánon más que menos ordinario del concepto actual de prostitución serían inimaginables. Sencillamente la todopoderosa y puritana Inglaterra tenía las peores prostitutas de toda Europa. Las de más baja ralea solo comparables con las de La India. Insisto, algo completamente inimaginable dentro de unos cánones morales sexuales aceptables.
La tercera víctima sería Elizabeth Stride. Recalcar que fue sin duda con la que mejor se portó nuestro depredador nocturno. Tan solo le hizo una incisión en el cuello y debido a esta murió desangrada, dando no poco pábulo a la policía sobre si Jack había sido sorprendido en tan ominosa escena. He de decir que los riperólogos se ponen todos de acuerdo en que con esta víctima, Jack llega a un punto de inflexión más brutal si cabe. Y es que sabiéndose sorprendido, su orgullo llegó a tal fin dañado que sobre las víctimas siguientes descargaría toda su inmoralidad y depravación sin límites en una forma de enmendar su error y hacérselo pagar a las dos siguientes incautas. Estamos pues ante un psicópata que no contento con asesinar descargará toda la ira de sus errores en las siguientes prostitutas, porque sí, amigos, Jack solo exterminaba rameras. Sentía un odio brutal hacia las rameras y hacia el sistema funcionarial británico del cual se burló en varias ocasiones. Los consideraba unos ineptos.
Cuarta víctima. Hallada a la sazón muerta el mismo día que la anterior para mayor sorpresa de la policía, con esta no fue tan piadoso. Catherine Eddowes se llamaba tamaña infelíz, y es que Jack se empleó bien a fondo. Garganta rasgada, sin riñon izquierdo, sin útero y con una raja en el abdómen de arriba a abajo dejó este valle de lágrimas la pobre criatura. Pero no mejor suerte correría el jefe de Scotland Yard si bien salvó la vida aunque hizo sonrrojante ridículo.
Traducción aproximada de la carta "From Hell" al español...
Desde el infierno
Mr Lusk
Señor
Os envío la mitad del
riñón que saqué a una mujer y
he conservado para vosotros. La otra pieza
la freí y comí con gran deleite.
Quizá os envíe el cuchillo ensangrentado
que lo sacó si aguardáis un poco
más.
firma
Atrapadme cuando
Podáis.
Mishter Lusk.
Esta es la famosa traducción literal que Jack mandó al que él denominaba como su "Jefe" el comisario del distrito de Whitechapel. En esta ocasión le convida a celebrar tan magno evento animándole a compartir un riñón de la víctima en macabra invitación. Increíble, pero no menos cierto. Como bien he dicho Jack odiaba al funcionariado inglés. Lo peor no fue esto, lo peor fue que a Scotland Yard le llovían cientos de cartas tipo la anterior y anónimas para mofa y befa a la par que escarnio del ciudadano medio londinense. Jack solo escribió tres. El resto fueron aficionados a sus andanzas. Todo un héroe popular, vamos.
Ni que decir tiene que la caligrafía era retorcida y abigarrada, bizarra sin cuento y digna de un zumbao mental según los hológrafos.
Quinta y última víctima. Mary Jane Kelly. 25 años y prostituta aunque de muy buen ver según dicen. Con esta se tomó su tiempo y es que el escenario fue la alcoba de la infeliz. Se introdujo dentro de ella, le rajó como preceptivo paso la garganta y acto seguido la vació entera y verdadera. No dejó ni aún el corazón. Este lo arrojó al fuego, acto seguido se lo curró a maravilla y le prendió fuego hasta reducirlo a cenizas. He de decir que chamuscar un corazón es facíl pero reducirlo a cenizas es ya materia de amanuense consumado. Para ello hay que calentarlo hasta límites insospechados y perder mucho el tiempo, pero lo logró ante el estupor de la policía.
Y...... ya no hubo más. Desapareció como por ensalmo. Ni se sabe quien fue, ni donde nació ni donde murió ni a que dedicaba su tiempo libre (bueno, en parte sí). Solo se sabe que odiaba a las prostitutas, al funcionariado y era antisemita. En su cuarta víctima pintó la pared con misivas en contra de los judíos. Decir que Whitechapel estaba lleno de judíos y la policía borró tales graffitis a la carrera, sopena de un levantamiento popular en el ya más que dudoso barrio.
En cuanto a pesquisas y colofones son harto dudosos. Decir, que ante tales asesinatos se sospechó bien de carniceros, bien de charcuteros, bien de pescaderos, bien de cirujanos y estos últimos se llevaban la palma en cuanto a sospechas, ya que los cortes, disecciones y tajos eran perfectos. Encima y para más inri el paso del tiempo ha ido dilucidando varias pistas, a saber. En las gargantas de aquellas mujeres siempre se encontraron restos de pepitas de uva. Señalar que la uva en aquellos años y esas fechas era manjar digno de la realeza ya que solo aquella era capaz de demandar tal fruta. Las atraía y engañaba con uva y luego las mataba con una lipieza digna de un cirujano. Se sospecha firmemente con sicario enviado por el Príncipe de Gales Alberto Víctor y es que Mary Jane Kelly, sabiéndose tenedora de una hija con el Principe huyó con su vástaga a Irlanda para luego regresar dejando a su niña en la isla del oeste. En esencia, son todo elucubraciones, pero al volver Mary Jane a Inglaterra el Príncipe de Gales, a la sazón Duque de Clarence inició una limpia de prostitutas afines a Mary Jane para concluir con el asesinato de esta última. Insisto, son elucubraciones pero muchos riperólogos dan fe de que si bien no fue él en persona sí lo hizo su cirujano particular, adicto a la masonería. El Duque, corrió mala suerte. Muy putero él murió de sífilis antes de los 30 e imagino también sería masón.
En cuanto a la trascendencia social toda una charlotada. Hubo muchos menesterosos que espoleados por su minuto de fama se entregaban a la policía diciendo que habían sido ellos. Scotland Yard quedó en completo entredicho y es que trascendió a la prensa su ineficacia, abundancia de anónimos así como a los arriba mencionados. La Reina de Inglaterra no hizo menos el ridículo ya que ella en su ignorancia, flema y puritanía consideraba que tal energúmeno era un extranjero y no un anglicano de bien, por lo que si tenía algo que esconder o no, sí es verdad que obstaculizó mucho la acción policial. Lo que a la larga se puso de manifiesto fueron los malos gustos sexuales del Príncipe de Gales. También hubo imitadores ya que una suerte de asesinatos para nada relacionados con Jack "The Ripper" proliferaron por toda la ciudad a imitación del auténtico, si bien el paso del tiempo atenuó tales dislates. Aficionados burdos, salvajes y nada dignos de Jack asesinaban de malas formas y suciamente.
Y es que con Jack el Destripador a la vez que un nuevo género de asesino, el asesino en serie, también nace la prensa sensacionalista y al alimón el asesino que veladamente reta a la policía. Eso jamás se había visto. En siglos anteriores Jack hubiese sido un individuo vulgar. Bastante tenía Europa con ocultar sus malditas guerras de religión entre católicos y protestantes. Mundialmente Inglaterra hizo el más sublime ridículo. Tenidos por sociedad ejemplar, Jack "The Ripper" puso muy de manifiesto las cloacas de Inglaterra al resto del mundo. Siempre he dicho que Córdoba estaba llena de farolas cuando Londres no era sino un maldito villorrio en el siglo VIII pero la gente no me cree. Las vergüenzas de su magnífica e incipiente sociedad industrial con toda su contaminación, suciedad, bajos fondos y asesinos en serie fueron un calco perfecto de lo que escondía esa idealizada sociedad anglicana. Y es que Inglaterra tendría las mejores máquinas pero también las peores y más desatendidas rameras de Europa.
10 semanas duró la performance o show de Jack "The Ripper", diez largas semanas de ominosidad y ridículo sin parangón para Inglaterra,
y las autoridades nunca cayeron en que la libertad de prensa británica iba a dar al traste con no pocos clichés ingleses. No cayó en la cuenta de que las andanzas de un asesino sin atrapar es un culebrón sin fin. La gente disfruta con ello, el asesinato sin resolver siempre es un producto comercial que produce pingües beneficios y es que el ser humano se vanagloria, escandaliza e impresiona con las miserias de los demás. José Breton fue un claro ejemplo de asesino mediático sin atrapar pero al fin y a la postre ejemplo de policía y justicia competente cosa que con el destripador no tuvo epílogo alguno. Sencillamente, misterio sin resolver.
Recordad amigos míos, el movil del asesinato solo tiene dos fines, uno el dinero, otro el sexo y Jack nunca se aprovechó de ello por lo que fue un psicópata. Se calcula que el 0,5 de la población es psicópata. Así de claro. Un psicópata puede ser tu mujer, tu marido, tu jefe, tu tío, tu amigo o tu sobrina. Solo que la inmensa mayoría de ellos nunca matan ni matarán en su vida. Tan solo maltratarán e ignorarán el sufrimiento de sus semejantes y de ahí a matar tan solo un mínimo porcentaje lo hace.
Jack, como bien he dicho no fue el mayor psicópata pero sí el más explotado. Inglaterra tiene a Jack como uno de sus mayores atractivos turísticos. Asombrado me quedé en el museo de cera de Londres de la perfercta recreación de una calle victoriana haciendo gala de sus famosos crímenes. Pero.... claro. En ese museo todo es sencillamente perfecto. Desde Boris Becker hasta Hitler, único político apartado del resto, defenestrado en unas escaleras y metido en una urna (no miento) al fin y a la postre fue otro psicópata...
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