viernes, 9 de enero de 2015
José María El Tempranillo. El rey de Sierra Morena.
-"Dime, hombre de Dios. A dónde vas con ese miserable asno que no vale para nada?"
-"Es lo único que tengo, con él voy y vengo, a la vez que puedo a duras penas alimentar a mi familia".
-"Seguro, no me engañas?".
-"No señor, es la realidad".
-"Toma esta bolsa, en ella hay 2000 reales, vas a ese pueblo a casa del herrero y compras un asno nuevo. Pero ay! de tí si me engañas y te quedas con el dinero de la bolsa. Sencillamente tú y ese miserable asno ireis a parar a ese barranco".
El menesteroso se acercó a casa del herrero y compró un asno nuevo y se largó como llevado por el diablo ante la sorpresa y el estupor del herrero.
-"Herrero!!!!!!. Dame lo que tienes ahí detrás de tu fragua"
-"No tengo nada, nada poseo. Solo esta fragua".
- "No mientas, te ganas muy bien la vida con tu fragua y acaba un miserable pastor de comprarte un asno por 2000 reales......"
Taciturno y delatado, el herrero entregó la bolsa al bandolero y éste le dijo:
-"Los saludos, los respetos de José María "El Tempranillo"!!!".
Esta historia bien podría ser cierta. Narrada por el desaparecido José Antonio Cebrián en su Rosa de los Vientos. Sea o no cierta, señalaré que en no poco resume esa vida entre lo fatal y lo heróico de los bandoleros españoles. Y si hay uno de ellos que descolló sobremanera ese fue José María "El Tempranillo". El rey de Sierra Morena. En palabras de Próspero Merimeé "En España mandaba Fernando VII pero en Sierra Morena lo hacía José María "El Tempranillo".
Corría el año 1815 y más en concreto un 21 de junio cuando aqueste valle de lágrimas vendría al mundo en recia familia de jornaleros un tal José María Hinojosa Cobacho en la localidad cordobesa de Jauja. Señalar que lo de María sonaba mucho más eufónico si a cada nombre másculino se le aplicaba lo de "maría". Y es que en España, esa católica España del XIX cualquier alusión a santo varón gozaba de buen hacer entre este nuestro país y no digo más si estaba rematado por un "maría".
Ya desde muy joven José María aprendió a trabajar en el campo. Y es que la necesidad mandaba. Siempre para el señorito andaluz. Ese señorito que tan bien nos relató Delibes en los "Santos Inocentes" no era sino la herencia de esa España depauperada, feudal, maltratada socialmente y atrasada en lo intelectual. Nunca supo leer ni escribr. Nunca supo sumar ni restar, menos multiplicar y dividir pero por mor de los acontecimientos se convirtió en héroe a imitar por no pocos de su tiempo, los más desfavorecidos, claro.
Cuentan que sus correrías fueron iniciadas por tres afrentas a su persona, a saber. Dicen que por la violación de su madre, dicen que vengando la muerte del asesino de su padre y casi la inmensa mayoría de sus exégetas afirman que un amorcillo de adolescencia fue importunado a deshora en la Romería de San Miguel. Así las cosas un José María de 14 años retó al malandrín y rajólo ahí mismo. De ahí su huida, su escapada, su echada al monte. Porque sí amigos, "El Tempranillo" tuvo como única casa su manta y el rumor de un río.
Se le impuso, como siempre y para el más menesteroso la pena capital. Injusta en este caso a todas luces. Y no dudó en escapar para ganarse la vida contrabandeando hasta ingresar por méritos propios en la famosa banda de los "7 niños de Écija". José María así pues, pasaría de ser un pobre desfavorecido a ser un fuera de la ley y un forajido. En esencia.... un bandolero.
Corto de talla, mirada de ave rapaz, dicen que rubio, espaldas anchas, rostro enjuto cuentan que no alcanzaba el 1,60 de estatura tal y como diversos escritores románticos así aseveraron. De talento audaz, muy audaz. Enormemente intuitivo esta última virtud fue la que al fin y a la postre le llevaría por el camino de éxitos y correrías tanto nocturnas como diurnas. En los "7 niños de Écija" contó con la amistad del "Tragabuche". El "Tragabuche" nunca dudaba en intervenir en diversos espectáculos taurinos tales que corridas de toros y capeas de poca monta siendo un mal día pillado por el toro y lastimado en brazo derecho. Así las cosas, el Tragabuche retornó a su casa percatándose de que su mujer estaba en brazos de otro. Ni corto ni perezoso el personaje que nos ocupa rajó al amante y a la amada ahí mismo convirtiéndose en un proscrito por celos y siendo acogido en la banda ya citada. Y es que así se las gastaban en esa época. La justicia por la mano era por regla general el pasaporte para acabar en la bandolería esquivando así al garrote.
Pero volviendo a "El Tempranillo" a los 18 años ya tenía su propia banda de malhechores ante la ley. Siendo el más joven de su recua de ahí su seudónimo, la especialización fueron los carruajes de la hacienda pública de Fernando VII la cual esquimalba a maravilla. Dicen que en los momentos de su carrera más álgida llegó a tener una banda de más de 50 bandoleros, incluyendo como no, un pequeño servicio de inteligencia en casi todos los pueblos de Andalucía. Llegó a controlar todos los pasos de Sierra Morena implantando una complicada red de peajes por los cuales pagaban sustanciosos emolumentos los carruajes del rey o..... de todo lo que oliese a casta superior al pueblo ordinario. Su auténtica vocación era la de mantener a su banda, y su definitivo interés repartir los beneficios entre los más menesterosos con lo que su reputación llegó a ser intachable en toda Andalucía, llegándola a dejar practicamente aislada del resto de España. Y es que no exageraré si definitivamente afirmo que fue la ONG de su tiempo. Un individuo sin ánimo de lucro el cual contribuyó en no poco a paliar la escasez de una Andalucía misérrima inmersa en el caciquismo, la peonada, las castas y los despropósitos de un rey a la sazón ineficaz, traidor y vendido para más señas.
Por si esto no fuera poco, gente de natural y no tan natural honorable no dudaba en pedir asilo en la banda de "El Tempranillo" sopena se produjera una baja en la misma. No pocos generales del ejército de Fernando VII vieron en él al auténtico líder sin pueblo, pero con tierra y para nada exageraré que su banda estaba curtida en mucho por aquellos romos andaluces que plantaron cara en la Guerra de la Independencia a Bonaparte. Porque sí amigos. Fernando VII y su sobrevenida ineptitud nunca contaron con que los auténticos héroes de la contienda fueron aquellos hombres y mujeres anónimos que se echaron al monte para detener al contumaz gabacho.
José María también tuvo tiempo para el amor. Jerónima Francés fue su mujer. Matrimonio desgraciado donde los hubiere, José María tuvo que comportarse al más puro estilo Hollywoodiense y es que lo que él había deparado en su infame existencia no era sino una "Road Movie" al más puro estilo tarantiniano. La escena no es para menos:
Sabedor del incipiente embarazo de su mujer acudió al alumbramiento. El quirófano sería un cortijo andaluz mas los migueletes se enteraron de tamaña escena. Perseguido y acosado no consintió en abandonar a su mujer e hijo de tal guisa pero Jerónima falleció por los rigores del parto dando a luz a un niño prematuro, enclenque y moribundo. Gritos aquí, amenazas allá, tiros acuyá nuestro protagonista no tuvo empacho en montar en su blanco caballo a Jerónima ya difunta y colocarse a tan exangüe retoño en la faja. Salió por sorpresa del cortijo como una centella y huyó a uña de caballo ante el asombro de los migueletes los cuales y en su emboscada no lograron atinar a José María con ninguna bala. Una vez librado de ellos dio cristiana sepultura a Jerónima y acto seguido entregó a su retoño a la familia de su mujer, retoño que milagrosamente salvó la vida.
Señalaré que los bandoleros eran a la sazón muy católicos y practicaban con el ejemplo, un ejemplo que a la larga y sin duda verían recompensado en la otra vida. Y es que ellos consideraban la purga de sus desdichas en una constante ayuda al populacho. José María no sería menos, ni él ni su hijo y como no, quiso bautizarlo. Así las cosas, provocó una tregua con los migueletes para tal fin no sin pocas suspicacias y una vez celebrado el acto huyó otra vez al monte, tal era su sino.
José María, harto ya de una vida de desdichas, ires y venires, fugas, injusticias y desmanes definitivamente se da cuenta de que quiere vivir tranquilo con su hijo, al cual pretende dar un futuro mejor que la vida inexorablemente le iba a deparar y decide abandonar el bandolerismo. Para aquel entonces Fernando VII harto ya de tener una provincia aislada de España por bandoleros decide promulgar un edicto prometiendo que todo aquel bandolero abandonase el monte sería tratado con honor e ingresaría del lado de la ley. Llegados a este punto el tema no era baladí. Y es que Fernando VII era de natural traidor y sinvergüenza y es muy, muy posible que esta prerrogativa fuese la única que en realidad y forzado por "El Tempranillo" la llevase a cabo con absoluta diligencia. Y es que el monarca estaba ya más que harto de que su hacienda sufriera el justo menoscabo bandoleril. Como para mentiras estaba el sinvergüenza del Borbón y llegados a este punto rayando el ridículo más absoluto.
"El Tempranillo" expuso muy claramente sus intenciones de abandonar el "lado oscuro" para ingresar del lado de la ley. "Si me seguís os garantizo sereis hombres libres y si no os llevaré al cadalso". Así, las cosas esta fue la simple exposición de motivos con los cuales soflamó a sus correligionarios y edecanes. Hubo opiniones para todos los gustos. Unos siguieron a José María y otros persistieron en el monte tal y como se adapta el recodo al río. Libres como pájaros, sin abandonar su filosofía de vida ni la naturaleza que tantos buenos momentos les dió. Implacable, José María "El Tempranillo" otrora bandolero abatió a "El Veneno" en Diciembre de 1832 íntimo colaborador suyo.
José María, ya un hombre de ley se convierte en un romántico y es que no pocos poetas, escritores, pintores emprendieron largo viaje para conocerlo. Ahora más accesible y sin el menoscabo del proscrito condedía entrevistas a muchos, muchos admiradores.
Pero la vida del bandolero era breve de natural incluso de parte de la ley y la enmienda. Si os he de ser sincero los rigores del monte, el destierro, el frío, el calor y en no poco las balas minaban la salud del bandolero y muy pocos superaban la treintena. Un mal 23 de Septiembre de 1833 fue abatido y emboscado por la banda de "El Barberillo" en su cortijo, porque sí, amigos míos José María era ya todo un hacendado. Paradójicamente su otrora enemigo tanto de "El Tempranillo" como de España entera, el felón Fernando VII moriría seis días más tarde. Acababa la Década Ominosa y empezaba la Primera Guerra Carlista. Porque sí amigos, Fernando VII fue malo hasta después de muerto al dejar promulgada la "Pragmática Sanción" la cual habilitaba a su hija a reinar en un país que siempre fue de reyes y más clásico que unos mocasines.
Señalar que José María "El Tempranillo" fue un visionario del futuro del bandolerismo. Evidentemente su vocación de abandonar el monte fue la atención requerida por su hijo, a la sazón como hemos visto huérfano de madre, pero su intuición le llevó a abandonar el bandolerismo con la irrupción del ferrocarril, el telégrafo y en no poco la Guardia Civil creada por el Duque de Ahumada y Francisco Javier Girón. Con el ferrocarril y el telégrafo ya no había diligencias que atracar y con la Guardia Civil mucho más eficaz que los migueletes el hueso era muy duro de roer.
Decir también que el año en que "El Tempranillo" se echó al monte nacía otro bandolero más famoso si cabe pero de menor raigambre social, su nombre y ya lo habreis adivinado Curro Jiménez. Y es que la Historia está tomada por directores de cine e historiadores ingleses que dan pábulo a historias si no menos interesantes cuando menos de menor prestigio social resaltadas en el celuloide y la literatura.
El último bandolero español fue "El Pernales" que murió bien entrado el siglo XX. La historia del bandolerismo, nace de la mano de la Guerra de la Independencia Española, tiene su principal valedor en José María "El Tempranillo" y culmina en cierto modo con el maquis hasta bien entrados los años 50´. Y es que no pocos desheredados de aquella terca izquierda española corrieron al monte a iniciar su propia cruzada. Una guerra de reconquista de una España perdida por ellos y ganada por el General Franco y a la sazón perdida por todos los españoles. La invasión del Valle de Arán a manos del maquis español y detenida en última instancia por Santiago Carrillo viendo en ello una carnicería así lo atestiguan.
Vidas erráticas, vidas de leyenda, de valentía y honor, en esencia románticas tienen no poco su reflejo en los forajidos del oeste tales que Jesse James, Billy "The Kid", los Hermanos Dalton, "Calamity" Jane.... y es que esa vida idealizada por muchos directores de cine americanos ya estaba inventada en esta España sin cuento hace muchos, muchos años.... no era nada nuevo.
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