Hoy.... vamos a analizar la historia de un héroe francés. Un católico en toda regla, un paladín, un mariscal de Francia. La Historia de Gilles de Rais. Todo un psicópata.
Perrault, ese francés constructor de cuentos. "Caperucita roja", "La bella durmiente", "Cenicienta", "Pulgarcito".... y tantos otros se empeñó en hacer un cuento: "Barba Azul". Un ser que por lo visto mataba mujeres pero.... nada más alejado de la realidad. Perrault se basó en Gilles de Rais para hacer su cuento de "Barba Azul". Quién sabe, si con tal de limpiar la imágen de Francia, como inspiración, o es que era también un psicópata-mentiroso-compulsivo. Sea como fuere hoy os voy a narrar la verdadera historia de Barba Azul.
Vamos allá. Os pongo en antecedentes. Es como un cuento pero.... no tiene la menor gracia, desde luego.
Tiempos convulsos para Francia. La guerra de los 100 años que en realidad no duró 100 años sino 116 y la Bretaña francesa. Nació en la torre negra de un castillo de Bretaña el cual no recuerdo, el 10 de Septiembre de 1404 en las postrimerías de la Peste Negra. En la Edad Media, según dicen los historiadores ya que la Moderna empezó con la toma de Constantinopla en 1453.
Como ya puse en antecedentes en este nuestro blogg en la historia de Elizabeth Bathory, el feudalismo en Europa tenía un poder inconmensurable y en Francia gobernaba Carlos VII, el Bienservido hijo de Carlos VI, el Loco. Las coronas de los países y por lo general, eran deudoras de los señores feudales. Si analizamos la situación parecido a algo que pasa ahora en Occidente. Una empresa presta más al Estado que éste último a la empresa, con lo cual tampoco estamos excesivamente tan lejos de la Edad Media por muy modernos que nos consideremos. Nuestra modernidad e innovación vienen dadas por inventos, no por estructura económica que al fin y a la postre es la misma por lo que veo que la medieval.
Los Rais, según autores o exégetas eran los señores más pudientes de Europa. Según otros biográfos la segunda fortuna de Francia. Gilles, el personaje que nos ocupa era hijo de un matrimonio de rancio abolengo pero desestructurado. Sus padres no se amaban, no se querían y el pequeño padecía tal desamparo.
Esas monterías de la Edad Media a las que tan aficionados eran las clases sociales altas traían en no pocas veces muy malas consecuencias. Gilles, acompañaba a su padre a las tales y un mal día un berraco, un jabalí, atrapó con muy mala suerte al progenitor. Aún con vida trasladaron al padre al castillo y su agonía se alargó por varios días. Gilles.... no se separó nunca de él. Todo quedó impregnado en su retina. Ese sufrimiento, ese hombre desventrado que no era sino su padre, esas tripas deshechas y el dulce aroma de la muerte próxima infundieron en él otro ser. Tenía, tan solo 10 años y se quedaría huérfano de padre de esa guisa, para luego su madre morir a los pocos meses.
La vida de Gilles experimentaría un giro de 360º. Se hízo cargo de él su abuelo, no sin antes tergiversar éste la tutoría de su nieto. Su abuelo, lo indujo a la supremacía de su noble estirpe. Gilles, creció creyéndose ser un ser superior el cual tenía un fin en esta vida dada su linajuda estirpe y creció leyendo a Suetonio. Biógrafo romano de personajes del calibre de Calígula o Nerón.
Peter Ustinov, Malcolm McDowell y Peter O´Toole. No Comment.
Después del inciso, Gilles y haciendo gala de su condición de feudal se hizo guerrero. Empezó entrenándose con peleles (muñecos de paja o arena), luego con animales para acto seguido hacerlo con Antoine, su mejor amigo. Gilles era un hombre en su mocedad, musculado, fuerte, alto y apuesto. De pelo negro ensortijado, y un mal día le pegó un tajo a Antoine el cual agonizó ante su presencia delante de nuestro paladín. No movió un dedo, se quedó fijamente mirando como moría su otrora amigo. Poco a poco se estaba forjando la vida de un psicópata. Disfutaba viendo ver morir.
Gilles, era de condición homosexual pero consintió casarse con una prima y tener una niña. Señalar que no pocos paladines al uso lo fueron, tal que Ricardo Corazón de León que era más ma****** que un palomo cojo. Gilles, para nada prestaba la atención reclamada por su mujer y gustaba de ayuntarse con jóvenes efebos. Pero dejando a un lado su condición sexual nos vamos a desviar un poco de la historia para adentrarnos en lo que fue en realidad su venganza. Una venganza que nos llevará a las mimísimas puertas del averno.
Todos sabemos muy bien lo que pasó con Juana en Ruan en el año del Señor de 1431. Fue quemada en la hoguera y Gilles con el firme propósito de salvarla no llegó a ese lance. Se quedó a 25 kilómetros de Ruan cuando Juana estaba ya completamente chamuscada y alumbrando la plaza pública como una antorcha en la noche de San Juán.
Es aquí cuando empieza la abominable historia de Gilles de Rais, Barba Azul. Donde empieza su vergüenza, su desequilibrio, sus desmanes y su abominable historia. Sencillamente se convirtió en un ogro. En la desdicha de Francia y la vergüenza del país galo. Y es que Gilles o creeía en Dios y en Juana o no creía en nadie más. Para entonces ya era Mariscal de Francia y había incorporado a su escudo de armas y blasón la Flor de Lys.
Gilles empezó a entrar en una enorme depresión y a dilapidar su fortuna en excesos y estériles obras de teatro que traía a su castillo, a gastar, emborracharse y poco a poco los niños de la Bretaña francesa iban desapareciendo como en una plaga bíblica al más puro estilo de Herodes el Grande. Gilles se rodeó de secuaces y su castillo no lo convirtió sino en un antro de perversión y pederastia. En algo completamente abominable. Cuentan como sus esbirros daban caza a tiernos infantes los cuales violaba, rasgaba, asesinaba, mataba e incluso haciendo gala de su maldad convocaba concursos de cabezas de las criaturas a ver cual era la más favorecida después de cercenada. Un despropósito en toda regla.
9 largos años duró su vitola de impunidad por ser un noble francés y un Mariscal de Francia. En esos 9 años hízo lo que le vino en gana. Hasta que ante el cariz que tomaban los acontecimientos a la par que contínuas denuncias por parte de los habitantes de Bretaña. (señalar que antiguamente, las poblaciones no eran como ahora. Sencillamente no había ni Blas en un pueblo o una comarca de Barcelona a Madrid. En el XVI te podías llegar a encontrar con un caballo perdido, una ardilla y un gato, casi no había gente). Gilles en un alarde de poder entró con sus huestes en mitad del culto con sus caballeros armado. Toda una insolencia para la época. La Iglesia le expedientó e investigó. Detuvo y le hízo confesar. Una tontería que le haría pagar muy caro y felízmente las consecuencias de sus anteriores actos. No por nada había leído a Suetonio y se creía depositario de aquellos emperadores romanos.
Como he dicho antes, Gilles de Rais era un impenitente católico y la iglesia le amenazó de excomunión sopena no confesar sus desmanes. Así lograron desenmascararlo. Ante amenaza de excomunión confesó sus crímenes, su conducta, su amor a Dios y a Juana, su desamparo existencial, su homosexualidad, y sus perversiones. Cuentan que juró ante una cruz y que los presentes taparon los santos con sábanas ante tales ignominias, asesinatos y barbaridades. En realidad describió con pelos y señales todos sus desatinos pero en realidad tan solo 200 niños según él pasaron a mejor vida acusándose a sí mismo. En realidad 1000 de ellos nunca aparecieron.
El Tribunal católico lo condenó a muerte. Eso sí, era un noble y lo condenaron a morir en la hoguera. Tan solo 2 minutos permaneció en la misma. Una vez medio chamuscado se le ahorcó y Santas Pascuas. En la ciudad de Nantes.
Pasarían bastantes años antes de que profanaran su tumba. Los revolucionarios franceses sacaron su cadáver de la tumba como mofa y befa de la aristocracia francesa y nada más se supo de su cadáver. La Revolución Francesa fue así. Estaban ya muy hartos.
Qué reflexión añadir sobre este tipo?. Señalar que la historia de De Rais por increíble que parezca es completamente cierta por más que se impuso Perrault en camuflarla. A Gilles de Rais se le fue totalmente todo de las manos. Su familia, su religión, su amada, su egolatría..... Señalar que en no poco la conducta de un individuo es rayana su educación. Gilles, fue un furibundo católico, de eso no hay duda. Un hombre obsesionado por el catolicismo y por Juana de Arco. Un creyente indiscutible en su verdad y la liberación de Francia que sí logró. Pero maldijo 1000 veces a la Divina Providencia por no lograr salvar a Juana de Arco. Se pensaba que tenía la posesión de la verdad por la vana razón de que lo apoyaba Cristo pero Cristo se piensa muy bien a quien apoya y en este caso no fue una verdad universal como Gilles creía. Un ejemplo parecido fue Vlad Tepes, El Empalador. Católico ortodoxo pasó a la Historia como un asesino valaco o rumano. Pero preservó a su población de los turcos y tiene vitola de héroe en Rumanía. Gilles no preservó a nadie de nada salvo con Juana de Arco.
Y ahora le toca el turno al más perverso de todos: Perrault. Un niño abandonado por su familia (Pulgarcito), un lobo que se come a una abuela............ Esos eran sus cuentos para niños. Algo completamente alejado de la mentalidad actual a la hora de educar. Y.... encima se permite el lujo de tergiversar la historia de Barba Azul. Como si matar mujeres fuese más piadoso que matar niños. Según Pearrault "Barba Azul" mataba mujeres, no niños. Valiente sinvergüenza Perrault.
Ya puse muy de manifiesto mi opinión con este tipo de gente tal que Gilles comparándola con los actuales tiempos en un post sobre Elizabeth Bathory una protestante húngara que la tomó con las doncellas de su comarca y que a continuación os expongo porque es digno de ser consultada su historia.
http://laverdadteharalibre6.blogspot.com.es/2014/03/erzsevet-bathory-la-condesa-sangrienta.html
Historia ominosa, por cierto. Porque entre el gentil Gilles y la ninfómana Bathory la pantalla del ordenador, movil o tablet se os puede llenar de sangre a raudales. Cosas de la Edad Media y del feudalismo........ La vida era así. Más barata que ahora.
P.D.: Especialmente dedicado al desaparecido Juán Antonio Cebrián. Creador del programa de radio "La Rosa de los Vientos" y como no, sus "Pasajes de la Historia". Cebrián supo como nadie contar la historia de Gilles de Rais en "El Mariscal de las Tinieblas" y tantas otras más. Porque sencillamente fue un genio y un gran divulgador.
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