viernes, 21 de marzo de 2014
Con ustedes, el Hindenburg. Un "simple" zeppelin.
Corría el año 1936 y más en concreto 4 de Marzo cuando un extraño aparato volador y en forma de puro iniciaba su primer viaje. En un principio tamaño aparato se llamaría "Hitler" pero al dictador alemán no le hacía mucha ilusión que ese prodigio pudiese sufrir un percance y que alguien lo asimilara con la decadencia de su egolatría. Así las cosas se le llamaría "Hindenburg" en honor al desaparecido Presidente del Gobierno Alemán que al fin y al cabo ya estaba muerto para satisfacción del cabo de bohemia. Se convirtió en la maravilla de la ingeniería alemana y un fuerte apoyo propagandístico para el régimen de Adolf Hitler. Así las cosas y pensando en futuribles el Hindenburg se convertiría al fin y a la postre en un anticipo de como indefectiblemente acabaría el régimen nazi. De forma completamente desastrosa.
Quedaba pues inaugurada la primera línea comercial intercontinental del mundo. Entre Hamburgo y New Jersey al igual que los primeros aeropuertos comerciales. Una línea que cruzaría 17 veces el Atlántico y en cada una de sus singladuras invertiría tan solo 2 días y medio. Digo 17 veces. Ninguna más.
El aparato era inabarcable a la vista, inconmensurable, una maravilla de la técnica. Medía más de 245 metros, el equivalente a 3 Boing 747 ó 3 tres campos de futbol, tenía una envergadura de 45 metros, podía alcanzar 135 kilometros por hora, portaba motorores de la casa Daimmler-Benz como no podía ser otra cosa de 1200 CV y en su vientre albergaba nada más y nada menos que 250.000 metros cúbicos de gas. Carecía de barqueta, así pues su tripulación a la vez que sus viajeros viajaban dentro de la enorme estructura de Aluminio que por dentro portaba un globo confeccionado con 700.000 tripas de vacuno y... como no, los tiempos eran los tiempos, había que despojarlo de toda clase de tradición digna de un país y ponerle 4 grandes esvásticas a ambos lados de su timón. Alemania, ya no era tal sino un régimen de perversión absoluta creada en parte por culpa de la permisividad de toda Europa. Su capacidad de pasajeros, 120 si bien es verdad que las más de las veces había más tripulación que pasajeros.
Los alemanes no producían Helio. El único productor de Helio hasta esa fecha eran los EEUU que no simpatizaban mucho con el régimen de Adolf Hitler. Así las cosas para nada les interesaba ver dirigibles cruzando el Atlántico y bombardeando sus ciudades. Hay que tener en cuenta que la capacidad operativa de un caza Messerschmitt alemán era de 10 minutos sobre la ciudad de Londres. Nada más. Si no quería exponerse a no regresar sano y salvo en mitad del Canal de la Mancha. Partidas de barcos alemanes vigilaban de costa a costa el ya citado canal en busca las más de las veces de pilotos que habían saltado en paracaídas de los cazas alemanes. Sencillamente su consumo les reducía a esa lamentable condición. El que utilizó Rudolf Hess para llegar a Escocia fue una anécodota. Todo su fuselaje era combustible y no portaba armas. Pero eso es otra historia, la de un chalado.
Así pues los alemanes no se echaron atrás en su carrera por surcar los cielos y diseñaron sus dirigibles con otro gas: El Nitrógeno, altamente volátil.
Ya he dicho que corría el año 36 y se acercaban las olimpiadas de Berlín. Los alemanes contaron con dos testigos de su incipiente tecnología. A saber, la primera retransmisión por televisión en color de la Historia de la Humanidad de la mano de Telephunken y la exhibición del tal dirigible encima del estadio olímpico una vez Hitler inició su discurso de apertura de los Juegos Olímpicos de Berlin´36. El Hindemburg tuvo el honor de conformar la primera portada de periódico a todo color.
A pesar de las diferencias entrambos países, EEUU permitía aterrizasen zeppelines de pasajeros y no solo eso, el Empire States Building se diseñó con una larga aguja de la cual pudiese amarrar un Zeppelin. Os podeís imaginar?. El edificio más alto construido hasta la fecha dando amarre al artefacto volador más grande de toda la Historia. La imágen debía de ser sorprendente.
Ni que decir que el Hindemburg reunía todas las condiciones para usuarios de muy alto poder adquisitivo que por motivos de negocios, políticos o simplemente de ocio se podían permitir cruzar el océano en tan solo 3 días. Como he dicho antes, la barqueta, salas de reunión, restaurantes, biblioteca y camarotes iban integrados en el fuselaje de la mole, se cocinaba con fogones eléctricos y había una sala para fumadores especialmente acomodada con mecheros también eléctricos agarrados a cadenas. Las chispas y el fuego estaban completamente proscritas en el Hindenburg. Bueno... más o menos como ahora en los aviones. La primera foto, era la sala de fumadores.
Con estos mimbres el régimen nazi se enseñoreaba por toda Europa. La guerra aún no había empezado pero sí es verdad que dadas las ansias expansionistas de Adolf Hitler sonaban sus tambores. El dictador con sus continuas anexiones estaba forzando mucho la máquina, no obstante aún le permitirían más hasta llegado a un punto sin retorno. Era un dirigible magnífico que tuvo su trájico final en New Jersey. Así las cosas y mientras descendía y los mozos empleados de atar los cabos al suelo hacían su labor se produjo un "fuego de San Telmo", esto es, una especie de ionización de la atmosfera que recorrió las amarras y fue a parar a la popa del coloso haciéndolo estallar. Para que podáis entender el fenómeno, ocurrió lo mismo que cuando tocamos un coche y su electricidad electrostática produce una molesta descarga. Imaginaos que tipo de descarga sería la que se produjo con tamaño aparataje. No obstante, a toda contrariedad se le suma una más y siempre precedente. El Hindenburg llegaba doce horas tarde debido a las inclemencias del tiempo.
Aún así hubo suerte. Como he dicho estaba aterrizando a 92 metros de tierra y tardó bastante en propagarse el incendio. En concreto 34 segundos. El dirigible, como un animal herido de muerte levantó su proa e hizo caer miles y miles de litros de agua que utilizaba como lastre sobre la tripulación la cual gracias a esto logró salvar la vida. Aún así murieron más de una treintena de personas.
Decir que el día que acabó el Hindenburg había un pichón con una cámara fotográfica a color y otro con uno de los primeros magnetófonos que eran capaces de grabar en una cinta, con lo cual hay tanto documentos hablados como fotografiados a todo color, evidentemente en inglés porque su fin fue en New Jersey.
Como valoración personal de este dirigible, señalar que para mi gusto hubiese sido el viaje que me hubiese gustado hacer si desdeñamos uno interestelar. Ni el Titanic ni el Transiberiano así como el Orient Express bajo mi opinión de lo que es un viaje legendario son capaces de igualar a una singladura en el Hindenburg. Evidentemente sin lo que representaba, sin sus dudosos pasajeros entonces (nazis) asesinos a posteriori, y sin ese malogrado fin en su diecisiteavo viaje. El Hindenburg es esa clase de prodigios que aparecen y desaperecen como Napoleón para iluminar un siglo de luces que al fin y al cabo no fueron tales sino que se constituyeron dando lugar al siglo más violento de la Historia por mor de los acontecimientos. Toda la tecnología capaz de hacer de la vida un sueño como hizo el Hindemburg, al fin y a la postre se convertiría en pocos años en exterminar a millones de seres humanos. Hitler abandonó a partir de la catástrofe el desarrollo de dirigibles inmediatamente y pasó fatalmente de la tecnología aerostática a la aerodinámica con no mejores resultados en sus cazas si bien los ingleses fueron mejores en ese campo y a las pruebas me remito en la Batalla de Inglaterra. Donde los Hurricane y Spitfire eran los dueños absolutos del espacio aéreo británico. En palabras de Sir Winston Churchill "nunca tantos debieron tanto a tan pocos".
El régimen de Hitler estaba dieñado para durar 1000 años pero gracias a Dios (si defiendo a Dios es porque el diablo estuvo en Europa 6 largos años) solo duró 12. El Hindenburg duró poco más de un año. Fue la digna representación de una hoguera de las vanidades en un sistema completamente regresivo en lo ético pero muy avanzado en lo tecnológico. El Titanic fue una hoguera de vanidades de hombres, el Hindenburg de bestias. Y aún así me parece mucho más atractivo el dirigible que el barco. Al Hindenburg le rodea esa pátina fatal entre lo atractivo, lo romántico y lo patético que dominó al nazismo en esos fatídicos años 30´. Esteticamente perfecto, moralmente fatal y completamente abominable.
Si os parece poco lo del Hindenburg, otro día hablaremos de la capital que proyectó Hitler en sustitución de Berlín: Germania. Os aseguro que al lado de esta historia el citado dirigible es una pulga comparada con un elefante.
Os dejo con el show filmado:
http://www.youtube.com/watch?v=8i_afo7h36w
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